El Hundimiento del Ciudad de Barcelona

El Hundimiento del Ciudad de Barcelona

Las actuaciones de los submarinos italianos por aguas catalanas durante la Guerra Civil fueron bastante numerosas, aunque no tuvieron el éxito que de ellos se esperaba en cuanto intentar detener o al menos entorpecer el tráfico marítimo.

El bando rebelde consiguió la cesión de dos de estos submarinos italianos a mediados de abril de 1937, el Torricelli y el Archimede, que serían renombrados General Sanjurjo y General Mola respectivamente. De estos dos submarinos el que tuvo una especial trascendencia en las aguas de Cataluña fue el General Sanjurjo (ex-Torricelli); atacando barcos mercantes y consiguiendo incuso el hundimiento de algunos de ellos, como la motonave Ciudad de Barcelona.

El submarino <em>General Sanjurjo</em>

El submarino General Sanjurjo

Biblioteca Nacional

En este caso, el General Sanjurjo inició su actividad la noche del 29 de mayo, momento en que salía de su base de Sóller para actuar en aguas catalanas. Al día siguiente, hacia las 10:00 horas, el submarino atacó en aguas jurisdiccionales republicanas al Ciudad de Barcelona cuando éste se encontraba a la altura de Lloret de Mar, en el que llegó a lanzarle dos torpedos, aunque ninguno de ellos haría blanco en su objetivo. Uno de los artefactos perdió velocidad y se detuvo a tres metros de la playa de Lloret de Mar, sin hacer explosión; mientras que el otro no fue posible encontrarlo porque se hundió en las proximidades de unas rocas1. Hasta el lugar de los hechos se desplazaron técnicos republicanos para recoger el torpedo que había quedado en la playa, siendo las características de éste de unos 7,10 metros de largo por 85 centímetros de diámetro, correspondiente todas sus iniciales a una marca italiana. Más tarde, el torpedo fue llevado a Malgrat de Mar, donde se expuso unos días después, llevándolo más tarde hacia Barcelona para analizarlo.

Torpedo lanzado al Ciudad de Barcelona y varado en la playa de Lloret de Mar

Torpedo lanzado al Ciudad de Barcelona y varado en la playa de Lloret de Mar

Archivo Municipal de Lloret de Mar 

En cualquier caso, sobre 14:00 horas y a la altura de Malgrat de Mar, muy cerca de la desembocadura del río Tordera y a unos 700 metros de la costa, el mismo submarino atacaba de nuevo también en aguas jurisdiccionales republicanas la motonave Ciudad de Barcelona, aunque esta vez con éxito.

El Ciudad de Barcelona era una motonave de lujo, con un aspecto exterior similar a un transatlántico pero de dimensiones más reducidas, construido en los astilleros italianos en 1929 y registrado en Lloyds Register en 1930. Pertenecía a la flota republicana, concretamente a la Compañía Transmediterránea de Barcelona y durante aquellos días hacía la ruta Marsella-Valencia, transportando un importante número de brigadistas internacionales. Según la versión del diario Llibertat de Mataró, una vez que el barco entró en aguas jurisdiccionales españolas, la tripulación ya se dio cuenta de que les seguía un submarino, pero aunque informaron de sus sospechas y la aviación propuso que el barco hiciera noche en Sant Feliu de Guíxols, topó ante la negación del comandante, que finalmente decidió continuar el viaje para tratar de llegar a Barcelona con la ayuda de un pequeño hidroavión que le hacía tareas de escolta2.

Motonave <em>Ciudad de Barcelona</em>

Motonave Ciudad de Barcelona

www.trameships.com

El submarino lanzó solamente un torpedo hacia la motonave, y en una acción muy rápida, pudo hundirla. Los mismos tripulantes del Ciudad de Barcelona pudieron darse cuenta que los seguía un torpedo, pero no pudieron ver el submarino, ya que la agresión fue tan rápida que la motonave no tuvo tiempo de realizar ninguna maniobra para poder evitar el peligro y esquivar el proyectil. El barco fue tocado por la popa, penetrando el torpedo por la bodega número tres, que se llenó rápidamente de agua por la vía abierta, hundiéndose en tan sólo cinco minutos. En este espacio de tiempo, la tripulación, que según la prensa republicana rivalizó en actos de heroismo3, tuvo tiempo de lanzarse al agua, incluso algunos marineros que resultaron heridos por efectos de la explosión. El total de personas que transportaba la motonave era de 280 pasajeros, de los que 50 murieron ahogados, y de los que tan sólo se pudo recuperar cinco cadáveres; mientras que varios de los heridos pudieron ser recogidos por los pescadores de la costa, sobre todo de Malgrat de Mar, que acudieron inmediatamente al barco siniestrado. La acción se realizó al mediodía del domingo 30 de mayo, en un día donde reinaba el buen tiempo, lo que hacía asegurar que hubiera bastante gente en la playa de Malgrat de Mar, que pudieron ver aparecer el Ciudad de Barcelona por el Cabo de Tordera o escuchar el fuerte ruido que hizo saltar una parte del barco4. Pero es que el Ciudad de Barcelona se hundió tan rápidamente, que muchos vecinos de la población, alertados por el ruido del impacto, llegaron a la playa pero sin conseguir poder observar nada de la embarcación, que había desaparecido ya. Inmediatamente después de la agresión, un pequeño hidroavión que escoltaba al Ciudad de Barcelona, persiguió al submarino, al que le tiró dos bombas, creando un gran susto entre la gente concentrada en la playa, pero sin consecuencias para el sumergible. Este era un hidroavión pequeño que llevaba dos flotadores, una en cada lado para poder aterrizar o despegar, y ayudó también en las tareas de salvamento, donde algunos de los náufragos se cogieran a estos flotadores para salvarse5.

Vista del torpedo varado en la playa de Lloret de Mar

Vista del torpedo varado en la playa de Lloret de Mar

Biblioteca Nacional

Las embarcaciones de pesca de Malgrat de Mar prestaron un gran servicio de humanidad, ya que gracias a ellas pudieron salvar muchas vidas. Los pescadores se encontraban en la playa recogiendo las redes y actuando con rapidez, salieron con sus barcas para ir a salvar a los pasajeros del naufragio, tanto es así, que se puede afirmar que de no haber sido por aquellos pescadores no se hubiera podido salvar tantas vidas. Según el testimonio del pescador Josep Marès6, subió a la barca junto con unos compañeros más para ir a salvar gente, pero cuando se encontraba a medio camino se hundió el barco. Su embarcación llegó la primera al lugar siniestrado, donde habían muchos pasajeros en el agua agarrados con maderas. Estos pescadores, al tener una barca grande, pudieron salvar entre 50 o 60 tripulantes, en el mismo momento en que llegaban más barcas de pesca para salvar el máximo de gente. Igualmente las localidades de alrededor también se volcaron con la ayuda, en especial toda la enviada desde las poblaciones del Maresme. Pocos minutos después del torpedeo del barco, uno de los comisarios políticos del Cuartel de Mataró, Pere Mandil, recibía el aviso por teléfono desde Malgrat de Mar que un barco se hundía ante aquella playa, e inmediatamente se organizaba un equipo de salvamento que junto con ambulancias de la Mutualidad Alianza Mataronina y de la Cruz Roja local saldrían a los pocos minutos hacia Malgrat de Mar. Según el diario de Mataró Llibertat, una ambulancia de la Mutualidad Alianza Mataronina fue la primera en llegar, junto con tres camiones más, y los heridos fueron trasladados y auxiliados en el Hospital de Malgrat de Mar y en el Cuartel de Artillería de Mataró7.

Esa misma tarde se trasladaron a Malgrat de Mar diversas autoridades civiles republicanas, como Martí Feced en representación del Consejero de Gobernación y el director general de Administración Local, Antonio Soler en cuanto se supo del torpedeo del Ciudad de Barcelona, con el fin de adoptar las medidas necesarias para que quedaran debidamente atendidos todos los pasajeros salvados del citado barco. Las primeras declaraciones oficiales fueron realizadas por el delegado marítimo accidental, señor Maristany, en las que afirmaba que parecía que la intervención extranjera en la guerra marítima contra España se había hecho con total descaro, ya que en pocas horas no sólo se había hundido el Ciudad de Barcelona frente a las costas de Malgrat de Mar, si no que en aguas de Salou había sido hundido también el pailebote Granada, haciendo pública la noticia sobre el anterior ataque. Además, también explicó que había sido registrada la presencia de un submarino que debería ser italiano o alemán a la altura de Premià de Mar, señalado por los vigías que actuaban en la costa catalana. Otras declaraciones fueron las efectuadas por el comandante militar, el teniente coronel Escassi que aparte de informar de la agresión del submarino, afirmaba que éste era de nacionalidad italiana debido a que el torpedo era de este país, y que además el ejército rebelde no poseía ningún submarino, ya que todos pertenecían al gobierno legítimo. Indudablemente se equivocaba ya que no tenía noticias de la reciente cesión de los submarinos italianos a la Marina franquista.

Más tarde, en el Juzgado de guardia se había recibido los partes referentes a la asistencia de los heridos a consecuencia del torpedeo y naufragio de la motonave; partes remitentes por los diferentes dispensarios municipales. Según los mismos, fueron asistidos un total de nueve personas, prácticamente todos con conmoción cerebral en el mejor de los casos, siendo algunos de ellos de origen norteamericano, siendo éstos los siguientes8: William Brass de 32 años con herida en la región parietal derecha y contusión en la región lumbar; Rafael López Echeverría de 25 años con una conmoción cerebral; Blas Ley con una contusión en la región parietal derecha y región lumbar; Tabernario Yeckoc de 25 años con conmoción cerebral; José Calafat de 33 años y con una amputación traumática de dos dedos de la mano izquierda; Ronald Barber Venson con una conmoción cerebral; Charles Braffleld de 28 años y con herida contusa en la región parietal izquierda y conmoción cerebral; Joan Sanmartí García de 45 años con fractura de tibia y peroné y Andrés Sánchez Gascón de 21 años.

Vista del torpedo varado en la playa de Lloret de Mar

Vista del torpedo varado en la playa de Lloret de Mar

Biblioteca Nacional

El entierro de las víctimas se realizó la tarde del día siguiente y asistió prácticamente todo el pueblo de Malgrat de Mar, demostrando así la indignación y el dolor contenido por el torpedeo del Ciudad de Barcelona. Presidiendo el acto estaba el doctor Serra Hunier, a quien acompañaba el director general de la Administración local, Antonio Soler, representando al Presidente de la Generalitat (que haría entrega de un donativo al alcalde de Malgrat de Marr); el delegado del jefe de Orden Público y las autoridades locales. También acompañaban la comitiva una numerosa representación de los centros oficiales, partidos políticos y sindicales, entre los que destacaba una representación de la Aeronáutica Naval con sus correspondientes jefes y oficiales; el Consejo de Sanidad de Guerra, representado por los inspectores Rallo y Besan; representantes de la Compañía Transmediterránea, propietaria del buque siniestrado; el representante del P.S.U.C. Comarcal, Ángel Estivill; todos los representantes de la C. N. T. de Canet de Mar y representantes de la misma organización de los pueblos de la costa. Entre los asistentes también desfiló la sección femenina de ERC, con toda su junta al pleno; las Juventudes Libertarias y una importante representación de las escuelas municipales de la localidad. Durante el acto se ofrendaron un gran número de coronas de flores a las víctimas del naufragio, rindiendo incluso honores una sección de la 6ª Batería de Artillería, comandada por el teniente Gil. Una vez se llegó al cementerio y antes de la inhumación de los cadáveres, dio las gracias a los asistentes, primero el delegado político de la Batería de costa Delso; Planagumà en representación del capitán del barco, y finalmente el doctor Serra Hunier. Según la prensa de la época, se calculó en unas cuatro mil personas las asistentes al entierro9. Los heridos y náufragos que habían quedado en Malgrat de Mar fueron acogidos en primera instancia por familias locales y posteriormente trasladados a los pocos días a Barcelona10.

Las investigaciones realizadas por las autoridades republicanas demostraron desde un primer momento que el autor del ataque era un submarino italiano, gracias al análisis del torpedo recogido en la playa de Lloret de Mar. Y es que además del análisis del torpedo, las autoridades republicanas basaban su teoría sobre la autoría del hecho de que todos los ataques anteriores realizados por submarinos pertenecían a la Regia Marina Italiana, y que como era sabido por los republicanos, el bando franquista carecía de estas unidades, desconociendo por tanto la reciente cesión de los dos sumergibles que había hecho la Marina Italiana a la Marina franquista.

Vista del torpedo varado en la playa de Lloret de Mar

Vista del torpedo varado en la playa de Lloret de Mar

Biblioteca Nacional

 

1Llibertat, 31 de mayo de 1937.

2Llibertat, 31 de mayo de 1937.

3Solidaridad Obrera, 1 de junio de 1937.

4 El hundimiento se produjo en el tramo de playa comprendido entre las calles de Mar y Marià Cubí, según GARANGOU TARRÉS, Sònia, Malgrat 1930-1940. Els anys silenciats. Ayuntamiento de Malgrat de Mar. Malgrat de Mar. 2005.Pág. 255.

5GARANGOU TARRÉS, Sònia, Malgrat 1930-1940. Els anys silenciats. Pág. 257.

6GARANGOU TARRÉS, Sònia, Malgrat 1930-1940. Els anys silenciats. Pág. 257.

7Llibertat, 31 de mayo de 1937.

8La Vanguardia, 2 de junio 1937.

9Solidaridad Obrera, 3 de juny 1937.

10 Según GARANGOU TARRÉS, Sònia, Malgrat 1930-1940. Els anys silenciats. Pág. 258, en el año 1988 fue recibida en el Ayuntamiento de Malgrat de Mar una representación de supervivientes y familiares de los náufragos. Probablemente la mayoría de los náufragos eran americanos debido a sus apellidos, ya que hasta uno de los testimonios recordaba que se fue a buscar un hombre que había estado en Chicago para que hiciera de intérprete.