Monzón y las colectivizaciones

Monzón y las colectivizaciones

Después de la sublevación militar del 18 de julio de 1936 el territorio aragonés quedó dividido entre los dos bandos, y a pesar de que la sublevación se logró detener en tres quintas partes del territorio aragonés gracias a la actuación decidida de sus gentes, las tres capitales de província (Huesca, Zaragoza y Teruel) quedaron en manos de los rebeldes.

En Monzón existía una comunidad obrera muy politizada con un elevado número de afiliados a la UGT favorecido por la fábrica azucarera de la población; mientras que por otro lado la CNT estaba más extendida entre los campesinos y los obreros de la construcción. Fueron precisamente los anarquistas locales los que hicieron que no triunfara la sublevación al evitar que la Guardia Civil de Monzón abandonara el cuartel, marchando posteriormente sus miembros al Frente de Huesca. Igualmente también se haría frente y se detuvo en las afueras de la población a otra unidad de la Guardia Civil que procedente de Sariñena en autocar pretendía apoderarse de la población.

El paso de las columnas de milicianos procedentes de Cataluña por las diferentes poblaciones aragonesas no fue ni mucho menos del todo pacífico. En Monzón la Columna Ascaso procedente de Lérida entró en la población destruyendo parte del patrimonio religioso existente y represaliando a un pequeño grupo de la población local; como hicieron también en diferentes pueblos y localidades con gente de derechas o religiosos. La diversidad de personas y su aspecto estrafalario llamarían poderosamente la atención ya que eran hombres de todas las edades, armados, pero con una carencia enorme de uniformidad. Así mismo, los milicianos, anarquistas principalmente, se hicieron con el control de los pueblos, instalando puestos de control en lugares y carreteras en medio de una confusión absoluta que dio lugar a asesinatos incluso de simpatizantes de partidos o posicionamientos de izquierdas y sustituyendo a los ayuntamientos por comités de defensa surgidos por el vacío de poder desarrollado por la sublevación. Estos comités, integrados fundamentalmente por anarquistas como fue el caso de Fraga, Monzón o Graus, gozaban de una gran autonomía aunque se encontraban sometidos al poder de las milicias que intervenían en la política y la justicia de la retaguardia.

Cartel Republicano

Cartel Republicano

Archivo PARES

Por otro lado y relacionado a este vacío de poder existente y bajo el amparo de estas nuevas fuerzas militares traducidas en columnas, también se crearon nuevos organismos económicos como fueron las colectividades. Cabe decir que la colectivización no fue el resultado de una imposición violenta por parte de las columnas de milicianos de paso hacia el frente, sino la respuesta organizada y en gran medida espontánea de la población frente al derrumbe de las instituciones republicanas, la urgencia de realizar las cosechas o de organizar el abastecimiento entre otras. De hecho el proceso de colectivización vino abordar un tema crucial para el Aragón de los años treinta como era la reforma agraria pendiente, iniciándose en las zonas que permanecerían leales a la República y participando en ella un 70% de la población de la zona republicana aragonesa. De este modo alrededor de unas 300.000 personas participaron en las 450 colectividades que se crearon en la región, consistente ésta en poner en marcha una nueva forma de organización socio-económica basada en la incautación y explotación colectiva de los medios de producción, entre los cuales la tierra era el eje central.

Fue precisamente en la comarca del Cinca Medio donde el proceso de colectivización adquirió mayor participación e implantación, existiendo dos importantes colectividades: la Comarcal de Albalate de Cinca que representaría en el Congreso de Caspe de febrero de 1937 a 16 colectividades y a un total de 4.068 afiliados; y la Comarcal de Monzón, que representaría en dicho congreso un total de 64.850 colectivistas de 32 pueblos[1].

Casa Calderón de Monzón, sede de la Escuela Comarcal de Militantes Libertarios

Casa Calderón de Monzón, sede de la Escuela Comarcal de Militantes Libertarios

Fuente: J.SEWELL, Amber. Las colectividades del Cinca Medio durante la Guerra Civil (1936-1939)

La Federación Comarcal de Monzón fue fundada en diciembre de 1936 en una asamblea general realizada en el Teatro Goya de Monzón con el objetivo de paliar las desigualdades existentes entre las distintas colectividades que la integraban. Entre sus logros cabe destacar la creación de unos almacenes comarcales de producción y abastos situados en Binéfar, que funcionaron como centros de intercambio entre colectividades; ocupándose además entre otras cosas de que el servicio eléctrico llegara a muchos pueblos y aldeas que carecían de luz (se instaló la corriente eléctrica en ocho pueblos y teléfono en once); de la mejora de las carreteras; del servicio de transporte y de la educación y la sanidad. Así mismo, la Comarcal apoyó dos iniciativas en los ámbitos educativo y sanitario: la Escuela Comarcal de Militantes Libertarios de Monzón y el Hospital Casa-Salud Durruti en Binéfar.

La Escuela Comarcal de Militantes Libertarios se estableció en la Casa Calderón de Monzón con ayuda de la Federación Comarcal de Colectividades y de varios donativos, planteándose como objetivo formar a los jóvenes en principios no autoritarios y autogestionarios que les permitiera proseguir en el futuro la labor de la colectividad. Dicha escuela contó con 40 alumnos siendo su profesor Félix Carrasquer, nacido en Albalate de Cinca, y organizándose en un régimen comunal donde los alumnos se encargaban de la administración del centro, estableciendo comisiones administrativas, de higiene, orden, trabajo, limpieza, etc. Pero los bombardeos aéreos de finales de septiembre de 1937 que padeció Monzón, provocaron que la Escuela de Militantes Libertarios se mudara a Albelda, aunque cambiaría de emplazamiento en varias ocasiones hasta la retirada de Aragón y su posterior exilio en Francia.

Por su parte, las colectividades tuvieron sus propios detractores entre las filas republicanas a pesar de los avances sociales que acompañaron al proceso de colectivización, distinguiéndose en este papel sobretodo el Partido Comunista (PCE), partidario del centralismo estatal. De esta manera, en junio de 1937 se registraron ya las primeras detenciones de miembros de consejos municipales y de la Federación Comarcal de Colectividades de Albalate de Cinca, mientras que a finales de julio se intensificaron los enfrentamientos en varios pueblos del frente de Huesca y de la ribera del Cinca, protagonizados por la 27 División, antigua Carlos Marx, y por guardias procedentes de Sariñena. Pero fue sobretodo con la disolución del Consejo de Aragón durante los primeros días de agosto cuando se destruyeron decenas de colectividades, ocupando soldados de la 27 División varios pueblos de la ribera del Cinca. En Monzón por ejemplo, las mismas fuerzas apoyadas por los derechistas de la comarca, la Guardia Civil y la de Asalto, se incautaron de los locales de la CNT, detuvieron a todos los miembros del Consejo municipal y los trasladaron a Barbastro, donde los militantes de la CNT fueron encarcelados en el convento de las Capuchinas de Barbastro. Las colectividades fueron deshechas y los consejos municipales sustituidos por comisiones gestoras controladas por el PCE, donde requisaron las tierras y herramientas de la colectividad para devolverlas a sus antiguos propietarios. Sin embargo y a pesar de esta represión, en la mayoría de pueblos del Cinca las colectividades volvieron a recomponerse pasado un tiempo, coincidiendo con la reconstitución de los sindicatos, con menos vecinos y mayores dificultades pero con la misma estructura y modos de funcionamiento.

[1] J.SEWELL, Amber. Las colectividades del Cinca Medio durante la Guerra Civil (1936-1939)